Agua... Necesito agua
Hagamos un breve ejercicio de consumo de agua. Párate un momento a pensar para qué utilizas el agua en un día normal, con qué frecuencia y en qué cantidad. Lo más probable es que si estás leyendo esto, no tengas que pensar en esto casi nunca. Puedes acercarte al grifo de la cocina o del baño, coger una jarra filtrada de tu frigorífico o viene filtrada directamente de un dispensador incorporado a tu frigorífico, y tener un suministro ilimitado de agua limpia y potable.
Levantarse, ir al baño, tirar de la cadena, lavarse las manos. Lávate la cara, cepíllate los dientes. Prepara una taza de café o té caliente, prepara el desayuno, bebe agua, llena tu cantimplora. Sin ni siquiera ducharte por la mañana, ¿cuántos litros de agua crees que habrías utilizado ya? ¿Cuánta agua se ha utilizado para limpiar la ropa limpia que te has puesto? Esto sólo en la primera hora tras despertarte.
¿Y si tuvieras que filtrar o tratar toda el agua que consumes o te arriesgaras a enfermar? ¿Y si tuvieras que cargar con toda el agua que necesitarás durante medio día o incluso un día entero? ¿O incluso más? Si eres un excursionista, entonces esta será una de las cosas más importantes que calcules cada día.
Explora más consejos sobre el agua para el camino escritos por Daniel Gerken aquí.
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