Microaventura
Encontrar alimento en los momentos cotidianos
Escrito por la Embajadora de Sawyer Jennifer Phar Davis
Si eres como yo, a veces a la hora de comer te encuentras viendo vídeos "épicos" en YouTube: gente corriendo por el Gran Cañón o escalando en Yosemite, hermosas panorámicas del Himalaya o de las Sierras Altas o de otros lugares remotos del mundo. En las comunidades de senderismo y trail running, lo he oído llamar "porno del trail". Pero existe en todas las subculturas al aire libre: el surf, el snowboard, la pesca con mosca, el esquí de estilo libre, la conducción sobre grava y la escalada en roca (¿alguien quiere el Free Solo? ¿O el Dawn Wall?).
No hay nada mejor para prepararse para una gran carrera de trail que ver a Kilian Jornet atravesar las escarpadas montañas de Noruega o marcar el mejor tiempo conocido en Denali. Y ver toda esa belleza natural es bueno para el alma. Despierta el deseo de estar al aire libre, aunque sea a través de la pantalla del ordenador.
La realidad es que la mayoría de nosotros no puede ir al Gran Cañón, a los Alpes, a Mongolia Exterior o a dondequiera que se graben estos vídeos, al menos no con regularidad. Son más bien "viajes de una vida". Muchos de nosotros tenemos trabajos exigentes que no nos permiten unas vacaciones de semanas. Tenemos hipotecas, facturas que pagar, niños a los que llevar al colegio y a los entrenamientos de fútbol. Quizá tengamos hijos peludos que necesitan que nos quedemos cerca de casa. O padres enfermos. O ganado que cuidar. (No se rían. Lo estamos aprendiendo de primera mano con el par de cabras que compramos el año pasado).
La cuestión es que es genial ver a otras personas vivir aventuras épicas. Pero, ¿sabes qué es aún mejor que eso? Vivir aventuras por ti mismo. Tal vez tengas que hacerlo cerca de casa y en un plazo que te permita tu estilo de vida actual. Pero es mucho más enriquecedor salir a la naturaleza que vivir a través de otra persona.
Llamémoslo microaventura.
Yno hay mejor momento para hacerlo que el verano. Vivas donde vivas, en los próximos meses se te deberían ocurrir media docena de microaventuras. Haz una lista y mira cuántas puedes tachar. Una excursión de un día a la playa. Una travesía a remo por un lago o una excursión de un día por el río. Lleva a tu perra a correr por primera vez. O a tus hijos a su primera acampada en plena naturaleza. Un sábado por la mañana, recorra en bicicleta una vía verde o un sendero. Termine en una cervecería o en su restaurante favorito.
La cuestión es que hay muchas aventuras a tu alcance. Toma la iniciativa este verano y hazlas realidad. COVID ya no nos frena, así que seamos creativos y pensemos con originalidad. Tal vez sea un viaje por carretera para ver cuántos picos puedes embolsar en un día. O un triatlón extraño que crees, mezclando disciplinas aleatorias como el surf de remo, el patinaje sobre ruedas y comer alitas de pollo. Puede que se te den fatal. O quizá sea la primera vez que haces algo. Cómprate un libro de identificación de aves o descárgate la aplicación Merlin de la Universidad de Cornell y comprueba cuántas especies nuevas puedes detectar en una tarde de sábado.
No trato de quitarle el ambiente ni de restar importancia a la videografía y a los logros deportivos de esos vídeos épicos. Sólo digo que no están fuera del alcance de muchos de nosotros. Al menos de momento. Pero eso no significa que no tengamos aventuras. Giramos. Hacemos ajustes. Salimos, nos lo pasamos en grande y volvemos a sentirnos como niños.
Mi marido y yo somos excursionistas de larga distancia. Antes de tener hijos hicimos el Colorado Trail, el GR 11 por los Pirineos españoles, el Tour du Mont Blanc y el Laugavegur Trail en Islandia. Fueron experiencias increíbles y nos entusiasma la posibilidad de repetirlas en el futuro. Pero por ahora, nuestros hijos son nuestra ruta de larga distancia. No es fácil, pero intentamos aceptarlo cada día. Y una cosa que lo hace mucho más fácil es llevarlos a dar un paseo en bici por una vía verde o a pisar un arroyo en el Bosque Nacional de Pisgah.
Dondequiera que estés en la vida, espero que aceptes tus circunstancias de la misma manera. Te hará bien. Todos tenemos muchas oportunidades, vivamos donde vivamos, si pensamos de forma creativa y nos esforzamos por hacerlas realidad.
Así que, ¡buen verano... y felices microaventuras!
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