Equipamiento antes y después de las excursiones de prueba
"Este es mi consejo invariable para la gente: Aprende a cocinar: prueba nuevas recetas, aprende de tus errores, no tengas miedo y, sobre todo, ¡diviértete!". - Julia Child, Mi vida en Francia
En los años setenta, mi familia hizo las maletas para embarcarse en la primera de muchas aventuras veraniegas de acampada en coche. A mis padres les vendieron el camping en coche como una forma barata de descubrir EE.UU. y de "alejarse de todo" para una familia que pronto sería de seis miembros. Mamá se convirtió en la navegante en el asiento del copiloto y utilizó mapas estatales gratuitos, la guía de viajes Rand McNally y los triptiks de la AAA para identificar dónde pasaríamos la noche. Conocía a la perfección los símbolos que indicaban los KOA, los parques estatales y nacionales con cisterna, duchas y piscinas y/o zonas de juegos (que utilizábamos para descargar la energía acumulada en el coche antes de irnos a dormir). Mi familia viajó por todo el país haciendo senderismo, recorriendo y explorando lugares históricos, únicos y poco frecuentados, yendo de excursión por senderos tanto urbanos (por ejemplo, el Sendero de la Libertad de Filadelfia) como de parques nacionales y estatales (por ejemplo, los senderos del Parque Estatal de Redwoods). En retrospectiva, mis padres quizá se adelantaron a su tiempo al implantar el "aprendizaje práctico". A mí me parecía genial estar en el lugar donde: Clara Barton, Laura Ingalls Wilder, George Washington Carver o Molly Pitcher.
En nuestra primera aventura, dirigimos el coche y el remolque de equipo al Parque Nacional de Yellowstone y al Parque Nacional de Badlands. Mi familia pasó la primera noche en un camping de Iowa y esa noche perdura en la memoria familiar. Todo salió según lo previsto. Papá, mi hermano y yo montamos la tienda de lona Coleman de hoja perenne comprada en Sears. Mi hermano pequeño saltaba en su corralito de madera. Mamá cocinó una "comida de cuatro plazas" con sus nuevas ollas y sartenes apilables de aluminio sobre una estufa blanca de gas Coleman de dos quemadores. Sus recetas eran de sus días de Girl Scouts y amigos que acamparon, (Nota: En 1975 mamá cambió su cocina mediante el uso de Harriet Barker's One Burner Gourmet Cookbook). Era una experiencia de acampada perfecta, hasta que empezó a tronar, llover, granizar y a caer un tornado (sí, ya sé que tornado no es un verbo).
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